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Cómo preparar una vivienda con energías renovables para un escenario de colapso o apagón prolongado

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    red colapso
  • hace 3 días
  • 3 Min. de lectura

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En un contexto de creciente incertidumbre —ya sea por crisis energéticas, apagones prolongados o escenarios de colapso parcial— cada vez más personas se plantean cómo garantizar un mínimo de autosuficiencia energética en sus hogares.

Hoy te traigo información contrastada para ofrecer una guía clara sobre qué opciones existen y qué limitaciones tienen.


1. Antes de pensar en placas solares: reducir el consumo

El primer paso hacia la resiliencia energética no consiste en instalar paneles o baterías, sino en reducir la demanda eléctrica.En España, diversos estudios estiman que un hogar medio podría recortar hasta un 60% de su consumo eléctrico sin perder calidad de vida, aplicando medidas de eficiencia como:

  • Sustituir bombillas incandescentes por LED de bajo consumo.

  • Usar regletas con interruptor para evitar el “consumo fantasma”.

  • Aprovechar la luz natural y mejorar el aislamiento térmico.

  • Lavar la ropa en frío y tenderla al sol en lugar de usar secadora.

  • Usar termosifones o estufas de leña para calentar agua en vez de electricidad.

ONGs como BajaTuHuella.es ofrecen auditorías energéticas gratuitas que permiten detectar ineficiencias y aplicar mejoras inmediatas.


2. Sistemas fotovoltaicos: desde lo básico hasta lo avanzado

Dependiendo de las necesidades, se pueden plantear diferentes niveles de instalación:

  • Nivel básico (300-500 €):1-2 placas solares, un inversor sencillo y una batería pequeña.Suficiente para cargar móviles, portátiles y algunas luces LED.

  • Nivel intermedio (2.000-4.000 €):4-8 placas solares, 2 baterías de gel y un inversor híbrido.Permite alimentar una nevera pequeña, una lavadora en frío y un televisor.

  • Nivel avanzado (8.000-16.000 €):10-12 placas solares, 24 baterías de plomo y un inversor híbrido.Apto para familias con mayores demandas: aire acondicionado, lavavajillas, secadores, etc.

Un aspecto clave es no sobredimensionar. Cuanto más se reduce el consumo, menor será la inversión necesaria.


3. Tipos de baterías: pros y contras

El almacenamiento es la parte más crítica —y costosa— de un sistema autónomo. Existen varias tecnologías en el mercado:

  • Plomo-ácido estacionarias

    • ✔ Económicas y sencillas de mantener.

    • ✘ Ocupan espacio, pesan mucho y requieren rellenado de agua destilada.

  • Baterías de gel

    • ✔ Sin mantenimiento y más versátiles en su colocación.

    • ✘ Más caras que las de plomo.

  • Litio (LiFePO4 y otras variantes)

    • ✔ Muy eficientes, ligeras y con ciclos de descarga profundos.

    • ✘ Costosas y dependientes de electrónica compleja (poco reparables en un colapso).

  • Níquel-hierro (NiFe, “las Tesla del pasado”)

    • ✔ Duración de 30-40 años, muy resistentes.

    • ✘ Carísimas (16.000 € solo en baterías para una instalación media).

Un dato clave: mientras que las baterías de plomo se reciclan en un 70%, el litio apenas llega al 3% actualmente, lo que plantea serias dudas sobre su sostenibilidad.


4. Protecciones imprescindibles

Muchas instalaciones caseras fallan por no contar con protecciones básicas:

  • Pararrayos y descargadores de sobretensión para desviar rayos a tierra.

  • Portafusibles para evitar picos de tensión.

  • Magnetotérmicos en continua para trabajar con seguridad durante el mantenimiento.

Una instalación sin estas protecciones puede quedar inservible tras una sola tormenta.


5. Otras renovables: ¿complemento o alternativa?

  • Eólica:Útil en zonas ventosas, especialmente como apoyo nocturno o en días nublados. Precaución: muchos modelos baratos apenas producen lo prometido. Para algo fiable conviene invertir más de 800 €.

  • Hidráulica:Ideal si se dispone de un riachuelo constante. Produce energía 24h y alarga la vida de las baterías.El problema son los permisos: en la práctica es muy difícil legalizar una minicentral hidráulica en España.

  • Térmica solar:Fundamental para agua caliente sanitaria. Desde termosifones hasta sistemas caseros con depósitos pintados de negro, su rendimiento es altísimo y evita gastar electricidad en calefacción de agua.


6. Reflexión final: decrecer para sobrevivir

La autosuficiencia energética total puede costar decenas de miles de euros, y aun así dependerá de materiales altamente contaminantes y difíciles de reciclar. La alternativa más sensata no es perseguir un “hogar ultratecnológico”, sino decrecer en consumo, simplificar hábitos y aprender a vivir con menos electricidad.


“El mejor kilovatio es el que no se consume. Antes que pensar en tener 30.000 € en baterías, pensemos en volver a lavar a mano, cocinar con leña o aprovechar el sol directamente”.

En Redcolapso seguiremos compartiendo información práctica para afrontar escenarios de crisis desde la resiliencia comunitaria y la reducción de la dependencia tecnológica.


 
 
 

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