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Fermentar en casa. Principales fermentos caseros y cómo realizarlos.

  • Foto del escritor: red colapso
    red colapso
  • 22 oct
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 23 oct


Antes de que existieran las neveras, las personas ya sabían cómo conservar los alimentos durante meses sin perder su valor. Lo hacían con paciencia, observación y la ayuda de millones de microorganismos invisibles. Hoy, cuando casi todo pasa por procesos industriales y envoltorios de plástico, fermentar en casa es una forma de reconectar con ese saber antiguo, de devolverle a la cocina su ritmo natural y de dejar que la vida trabaje a nuestro favor.

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Fermentar no es solo una técnica de conservación: es un pacto con la vida microscópica. Es confiar en bacterias y levaduras que transforman los alimentos, los hacen más digeribles y los llenan de sabor y salud. Cada burbuja que sube en un tarro es una señal de que algo está vivo, de que el tiempo no destruye, sino que madura.


Fermentar en casa mejora la salud intestinal, fortalece el sistema inmunitario y nos enseña a confiar en los procesos naturales. Pero también nos invita a compartir: una cucharada de masa madre, unos nódulos de kéfir, un tarro de chucrut casero o un poco de yogur recién hecho.Cada intercambio es una forma de comunidad, una red de microorganismos y personas que se apoyan mutuamente.


Veamos los principales fermentos que podemos hacer en casa:




Chucrut

El chucrut es probablemente el fermento más sencillo y agradecido para comenzar. Necesitarás una col blanca o morada y sal marina sin refinar. Para hacerlo:

  1. Corta la col en tiras finas, mézclala con un 2% de sal (unos 20 g por kilo de col) y masajea con las manos hasta que suelte su jugo.

  2. Luego guárdala en un frasco limpio, bien prensada, asegurándote de que el líquido cubra toda la col.

  3. Cubre el frasco con una tela o tapa suelta y deja fermentar entre 5 y 10 días a temperatura ambiente.

  4. Cuando tenga un sabor ácido y agradable, guárdala en la nevera.Dura meses y acompaña muy bien platos de legumbres, ensaladas o arroces.


Kombucha

La kombucha es un fermento de té endulzado, transformado por una comunidad simbiótica de bacterias y levaduras conocida como scoby. El resultado es una bebida ligeramente ácida, con burbujas naturales y un toque frutal.Ingredientes: 1 litro de té negro o verde, 70–80 g de azúcar y 1 scoby con un poco de líquido de kombucha anterior. Para hacerlo:

  1. Prepara el té y disuelve el azúcar mientras aún esté caliente.

  2. Deja que se enfríe completamente.

  3. Añade el scoby y el líquido iniciador.

  4. Cubre el frasco con una tela y deja fermentar entre 7 y 10 días, según el sabor que busques (más dulce o más ácido).

  5. Guarda en botellas herméticas y deja fermentar 2 o 3 días más si quieres obtener gas natural.

La kombucha es refrescante, probiótica y se puede aromatizar con frutas o hierbas. Es un ejemplo de cómo un simple té puede convertirse en un organismo vivo y complejo.


Kéfir

El kéfir es un ecosistema en sí mismo. Sus nódulos —una mezcla de bacterias y levaduras— transforman el agua azucarada o la leche en una bebida probiótica rica y ligeramente efervescente.Para hacer kéfir de agua:

  1. Mezcla los nódulos con un litro de agua, una cucharada de azúcar, una rodaja de limón y una fruta seca.

  2. Déjalo reposar entre 24 y 48 horas, cuela y guarda los nódulos para la siguiente tanda.


El kéfir de leche se prepara igual, sustituyendo el agua por leche entera. Tras 24 horas, tendrás una bebida densa, suave y ácida.


Yogur

Hacer yogur en casa es sencillo y sorprendentemente gratificante.Ingredientes: un litro de leche (entera o semidesnatada) y una cucharada de yogur natural con fermentos vivos. Para hacer yogur casero:

  1. Calienta la leche hasta unos 45°C, sin que llegue a hervir.

  2. Añade el yogur y mezcla suavemente.

  3. Guarda la mezcla en un recipiente cerrado y mantenla abrigada (puede ser dentro del horno apagado o envuelta en una toalla).

  4. Tras unas 8 a 10 horas, el yogur habrá cuajado.

  5. Guárdalo en la nevera y consúmelo en la semana.

Cada tanda puede servirte de base para la siguiente: basta con reservar una cucharada del yogur casero y repetir el proceso.El resultado es un alimento vivo, sin aditivos ni plásticos, lleno de bacterias beneficiosas y sabor auténtico.


Verduras variadas

Casi cualquier verdura puede fermentar: zanahorias, remolacha, coliflor, nabo, pepino…Para ello:

  1. Córtalas, introdúcelas en un tarro y cúbrelas con una salmuera al 3% (30 g de sal por litro de agua).

  2. Añade, si quieres, especias, ajo o jengibre.Deja fermentar entre 5 y 15 días según la temperatura. Cuanto más calor, más rápido.

  3. El resultado son verduras crujientes, ácidas y llenas de vida. Perfectas para aprovechar excedentes del huerto o del mercado.


Masa madre

La masa madre es el fermento más paciente y fiel. Solo necesita harina, agua y tiempo.

  1. Mezcla partes iguales de harina integral y agua.

  2. Cubre el recipiente con una tela y deja que respire.

  3. Cada día, añade un poco más de harina y agua, sin tirar la mezcla anterior.

  4. En unos 5 o 7 días, verás burbujas y olerá a yogur o manzana: está viva. Esa masa será la base para panes naturales, sin levaduras comerciales ni aditivos. Un fermento que, si lo cuidas, puede durar toda una vida.


Fermentar en casa es un acto sencillo, pero profundamente regenerativo. Es cuidar de lo invisible, para que lo visible —nosotros, los suelos, los ecosistemas— pueda seguir floreciendo.

 
 
 

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